El instante en que se encienden las farolas (Empar Fernández, 2025)

Título: El instante en que se encienden las farolas.

Autora: Empar Fernández.

Año de publiación: 2025.

Editorial: AlRevés.


"Nadie lo ve salir. Así lo decidieron ambos días atrás. De mutuo acuerdo. Nadeem baja las escaleras pisando silenciosamente y alzando el carrito vacío para que no haga ruido al salvar los escalones. Como un furtivo, como lo que siempre ha sido. Ni el menor ruido. Es mejor, mucho mejor, que los vecinos continúen ignorando que gana unos euros escarbando en los contenedores con una barra de metal. También él lo prefiere así. No necesita ni más caridad ni más humillaciones. Por eso no deposita el carrito en el suelo hasta haber doblado la esquina y por eso tira de él y se aleja del barrio casi a la carrera".

Empar Fernández regresa con otra entrega del inspector Tedesco, el mismo policía de carácter melancólico y solitario que protagonizó sus dos anteriores novelas, "Será nuestro secreto (2022)" y "El miedo en el cuerpo (2023)". Siendo esta última novela la ganadora del premio Dashiell Hammett 2024 en la Semana Negra de Gijón. Tratándose de Empar, no he podido evitar correr a mi librería de referencia para adquirir un ejemplar de su nueva  novela y devorarla con avidez.

"El instante en que se encienden las farolas" se estructura en base a sus personajes, como ya ocurría con la anterior, de modo que cada capítulo se centra en uno de los protagonistas que hace avanzar la trama. Esto aporta dinamismo e intimidad a la historia a partes iguales, ya que el lector sigue la secuencia cronológica de los hechos acompañando a cada personaje. 

En esta ocasión se trata de dos tramas paralelas. Una de ellas acompaña a Nadeem, un joven paquistaní, en su ruta durante una noche lluviosa mientras busca obstinadamente en los contenedores algo que se pueda vender. Poco después, el cadáver del joven es encontrado por unos trabajadores de la limpieza. La segunda línea argumental narra un accidente de tráfico mortal con una superviviente, cuya posterior investigación revelará vínculos con la mafia rusa y el tráfico de coches robados de alta gama. Por supuesto, ambos acontecimientos terminarán confluyendo en la figura del inspector Mauricio Tedesco. 

Volver a leer a Empar significa dejarse envolver una vez más por su prosa elegante y emotiva. Su voz narrativa profundiza en el mundo emocional de los personajes con tremenda sensibilidad, y consigue que el lector se encuentre en estrecha intimidad con ellos en cuestión de pocas páginas. La escritura de Empar desprende, por tanto, empatía y amor hacia todos sus personajes escapando de juicios simplistas y maniqueísmos. La autora hace un esfuerzo serio por entender y poner en valor las circunstancias materiales y sociales, pero también emocionales, que nos llevan a tomar ciertas decisiones y emprender determinadas acciones.

Esa misma voz es la que nos guía por las calles de una Barcelona pensada y descrita como sólo una escritora barcelonina podría hacerlo. Siento que en las de novelas de Empar hay cierta fragilidad alrededor de la idea de Barcelona, y no sé si estoy siendo objetivo al decir esto o simplemente estoy proyectando mi propia percepción de la ciudad. Como habitante de Barcelona, en los libros de Empar reconozco una ciudad desdibujada y con un tejido social débil, despojada del glamour que se le atribuye habitualmente. Una ciudad cada vez más masificada y en la que, paradójicamente, sus habitantes cada vez se sienten más solos, seguramente porque la ciudad ya no está pensada para ellos. Criminalización de la pobreza y sinhogarismo, con una planificación urbana hostil que en vez de buscar soluciones a la problemática intenta expulsar a la gente que la sufre, barriendo el problema debajo de la alfombra para no perjudicar a la marca de la ciudad. 

Todas estas cosas me vienen a la cabeza sobre mi ciudad cuando leo a Empar, y, en definitiva, esto casa muy bien con el carácter de Mauricio Tedesco. Tanto el policía como su ciudad están atravesados por la vejez y la tristeza, y puede que por ello me cueste imaginarme al mosso d'esquadra en otra ciudad que no sea la condal.

Sin embargo, la autora también da motivos para el optimismo al poner en valor las relaciones humanas. El amor incondicional que Tedesco profesa a su hija Marina (nunca se había visto con tanta intensidad como en esta novela), la sólida amistad que lo une a Ignasi Romeu o la confianza ciega que deposita en Lidia Sampedro e Iván Cabrera (sus colaboradores habituales) son una muestra de ello.

Empar Fernández es ya una de mis autoras favoritas de novela negra en castellano y sus novelas siempre encuentran lugar en mi estantería. Sus libros me hacen sentir acompañado, me reconozco en su visión del mundo y siento que entiendo a sus personajes a la perfección. Espero que el futuro me traiga muchos más libros de Empar, porque leerlos se está convirtiendo en una sana adicción.

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